El tema de  la interpretación 
            En alguna parte entre lo escrito, lo oído, lo tocado por
              todas las fibras de nuestro cuerpo, vibra un prisma misterioso,
              a veces tan cerca que hace daño, otras veces tan lejos que
              haría uno cualquier cosa para volver a sentir su presencia ;
              ese palpitar sonoro que trasciende el tiempo y el espacio, ese
              lenguaje esencial, pero inefable, eso es la música.
              
              Ciertas músicas que nos parecen indispensables en algunos
              momentos de nuestra vida, nos dejan indiferentes en otros. Las
              obras maestras existen por sí mismas pero no podrían
              vivir para nosotros sin nuestra participación activa de
              oyente o…de intérprete. Reaccionar ante una obra,
              hacerla suya para luego compartirla con otros, con toda la fuerza
              de una cultura ya inconsciente, de un oficio que ha plasmado nuestro
              sistema nervioso, ésta es nuestra misión de intérprete,
              libremente aceptada. 
              
              A ver, ¿existe un gen de la música ? Según
              los neurólogos, los músicos movilizan todas las zonas
              del cerebro, movimiento, lenguaje, sentidos y emociones, cuando
              escuchan o hacen música, o cuando sólo piensan en
              ella. En consecuencia, encontramos tantos modos de funcionamiento
              como músicos, incluso dentro de un mismo estilo, alrededor
              del mismo instrumento, según infinidades de combinaciones
              de historias individuales, sensaciones, ideas e instintos. 
              
              Entonces,  música ¿qué es? ¿Carpetas
              mp3 que te descargas gratis ? ¿Partituras que acumulamos
              sin poder leerlas todas ?¿Estantes llenos de la integral
              de Mozart en 112 CDs, o 4 Gigabytes de Bill Evans ? Estás
              seguramente más cerca de la música si te emocionas
              por una partitura descifrada por placer, o por una melodía
              escuchada en la radio, que si el concierto al que acudes no es
              más que un convencional fondo sonoro, o si Mozart para tí no
              es nada más que un decorado artificial. 
            Que una música te dé ganas de dialogar con ella,
              hoy tienes todos los medios cibernéticos para saber o escuchar
              más de ella. Las cosas han mejorado bastante desde la época
              cuando íbamos a la biblioteca del Conservatorio, cerrada
              a las cinco, prohibido llevarse cualquier documento a casa… Supongamos
              que estés buscando documentos sobre Johann Strauss padre
              e hijo, por ejemplo. En un clic, encontrarás un resumen
              en imágenes, contado por el primo Johann Mouse, aliasTom y Jerry. O más en serio, información
              a propósito de Georges
              Enesco, Chostakovitch              o
              del propio Mozart.
            Si tu intérprete favorito tiene bastante poder de persuasión,
              seguro que sabrá hacerte dudar en unos segundos de las certidumbres
              más asentadas, o sencillamente hacerte volver a encontrar
              ese hondo sentir que estabas añorando.